Con el dolor que nos dejo su ausencia
Se fue del mundo sin decirme nada
Cesaron de su pecho los latidos
Sin que su voz llegase a mis oídos
Dulce, como una música sagrada
En mi alma doliente y enlutada
Quedaron sus recuerdos esparcidos
Como quedan las plumas de los nidos
Si el frío invernal sacude la enramada
Dios, para quien no existe un solo arcano
Únicamente contestar podría
A esta pregunta que formulo en vano
Su último pensamiento ¿cual seria?
Cuando tan lejos de los que lo amamos
Enfrento su dolor y agonía
Y Dios me contesto
Haya paz en tu pecho atormentado
Paz en tu corazón tan afligido
Porque esa noche yo estaba a su lado
Como ahora también estoy contigo
Gracias señor por tu misericordia!
Maria Elena Juárez Zapata
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