3 de octubre de 2008



Querido Douglas:

Hace ya un año que partiste de nuestro lado.

Ha sido difícil acostumbrarse a vivir sin ti, sin tu presencia física.
Aunque sabemos que estas con nosotros en todo momento.
Hace un año te esperábamos, lo recuerdas?, No llegaste, el platillo favorito y la salsa que tanto te gustaban y que mamá te preparó, nunca se consumieron, las botellas ya no se vaciaron, las entradas al concierto no se usaron.


Cuando ibas a nacer en Monterrey Morrison se marchó, un día 3. Cuando la música de Morrison iba a venir a Monterrey, tú te marchaste, un días 3.

Es difícil escribirte estas líneas para contarte las cosas buenas, que también las hay.
Nuestros planes, nuestros proyectos, nuestros triunfos y fracasos personales.
En este año, La navidad y el año nuevo no fueron lo mismo, como tampoco lo fueron los cumpleaños, el día de las madres o el día del padre.
No fueron igual las vacaciones largas, que tu reinventaste para los tuyos, reuniendo la mayor cantidad posible en las cuales era tu costumbre llevarte a mama (la que se ríe bonito) y papa.
Este año casi se cumple tu sueño de tener a toda la familia contigo, en la tierra que elegiste para vivir, sin olvidar nunca tus raíces y aunque no estuvimos todos al mismo tiempo, si estuvimos la gran muna gran parte, dándole lata a Rick y Mauri (Tu familia pequeña).
Fue difícil recorrer sin tu compañía los caminos que tú tanto recorriste, disfrutar las mismas playas y aguas que tu tanto disfrutaste.
Hermano, en este año sin tu presencia, los sentimientos filiales se expandieron sus alcances, los sentimientos fraternales que se habían estacionado retomaron con más fuerza su camino y se multiplicaron logarítmicamente, en todos los sentidos.
Vicisitudes la hay, como las hubo en el pasado y las habrá en el futuro, pero ahora sabemos que existen dolores mayores que los que hoy nos afligen.

La vida es como un puente sobre aguas turbulentas.

Aun y cuando el día con día y la cotidianidad nos alcanza, en medio de la tarea mas densa, en los momentos de ocio y hasta el sueño más profundo, se ven interrumpidos por un recuerdo tuyo, y es inevitable la caída de una lágrima.
En las tertulias familiares, las botellas ya no se vacían como antes, y la discusión aun no es dilucidada.

María Elena tiene nombre, El Coyote al menos su apodo, y el amigo? Cual es su Nombre?, no lo tiene.

Carlitos, se te extraña a rabiar.

Solo nos consuela saber que ahora estas en un lugar mejor, junto al Gran Padre, Gozando de su Compañía y que aún sigues bendiciéndonos y apoyándonos a todos con el mismo amor, como siempre lo hiciste.

HASTA SIEMPRE, HERMANITO.

PEPE

03 de octubre de 2008

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